El nacionalismo musical de mediados del siglo XIX hasta el siglo XX tuvo gran influencia e impacto en el mundo de la música clásica moderna. Compositores como Piotr Ilich Chaikovski, Nikolái Rimski-Kórsakov, Modest Músorgski en Rusia, Antonín Dvořák en República Checa (antes imperio austro-Húngaro), Edvard Grieg en Noruega, Isaac Albéniz, Enrique Granados, Manuel de Falla, Joaquín Turina en España, asumieron dentro de su lenguaje elementos y expresiones tradicionales del folklore de sus países de origen, exaltando sus valores culturales, dándolos a conocer al mundo y al mismo tiempo contribuyendo a la creación y fortalecimiento de una identidad nacional.

Latinoamérica no permaneció ajena a este movimiento. Ilustres compositores como Heitor Villa-Lobos en Brasil, Manuel Ponce en México, Alberto Ginastera y Astor Piazzolla en Argentina por nombrar solo a algunos, lograron al igual que sus colegas europeos, dar a conocer las tradiciones y manifestaciones musicales representativas de sus pueblos a un público cada vez más interesado por dichas expresiones artísticas llenas de autenticidad.

Venezuela por su parte fué escenario de un movimiento musical nacionalista muy prolífico, fructífero, y articulado, el cual tiene sus orígenes hacia la década de 1920 y fué el producto del trabajo de tres figuras determinantes: los compositores Vicente Emilio Sojo, Juan Bautista Plaza y José Antonio Calcaño.

El nacionalismo musical venezolano alcanza su máxima expresión con la llamada “Escuela de Santa Capilla” (hoy escuela José Angel Lamas). Dicha escuela estaba formada por discípulos de Vicente Emilio Sojo, quienes dejaron con su obra un movimiento musical sólido y de gran nivel. Uno de los discípulos de Sojo, fué el compositor y guitarrista Antonio Lauro, quien traspasaría con su obra para guitarra todas las fronteras y se convertiría en uno de los músicos venezolanos más reconocidos a nivel internacional gracias a la difusión que hiciera de su obra el legendario guitarrista también venezolano Alirio Díaz.

Alirio Díaz, por su parte jugó un papel preponderante en la historia del naciente movimiento guitarrístico moderno. Discípulo, asistente y heredero musical del gran Andrés Segovia no solo ejerció una marcada influencia en las venideras generaciones de concertistas de guitarra si no que además logró como intérprete, recopilador y arreglista ubicar el movimiento musical nacionalista latinoamericano (Villa-Lobos, Ponce, Barrios) principalmente el venezolano en un puesto de gran importancia dentro del repertorio guitarrístico universal.